Es el arte de tocar y ser tocado con consciencia, para despertar el potencial natural de éxtasis curativo que posee nuestro propio cuerpo.
Enseñamos toque sutil, toque enraizado, toque del corazón, toque con y sin aceite, pausas, comunicación y amorosidad.  La genitalidad no es el objetivo, sino la totalidad de la sensación en cuerpo y alma. 
La energía pura (Chinmayo) posee un potencial orgásmico espontáneo; por eso los místicos experimentan el éxtasis cuando contactan esta energía a la que llaman divina o sagrada.
Ellos sienten la unión, la compasión y el amor en un nivel extraordinario, la ausencia de toda falta, la plenitud.
Por otra parte, el orgasmo es definido como un reflejo neuromuscular.
En relación con una descarga energética el músculo reacciona desencadenando un mecanismo específico cuyo resultado es un conjunto de sensaciones y percepciones.
En nuestra cultura estamos acostumbrados a relacionar este efecto con el sexo, pero en el Tantra, aprendemos que la energía es naturalmente de contenido orgásmico. De esta manera recuperamos nuestra capacidad de vivenciar con plenitud cada momento.
El cuerpo humano posee un potencial eléctrico restaurador del equilibrio orgánico, rejuvenecedor. Reich llamó ese potencial eléctrico Orgón. En realidad todas las enfermedades existen cuando, de alguna forma, por alguna razón, el flujo de esta energía (que los orientales denominan Prana o Chi) se interrumpe o bloquea.
La movilización tántrica de esta energía es algo perceptible en muchos aspectos, algo sanador que produce intenso placer y alegría.
En el desarrollo del Masaje Tantranz, esta ola nos despierta, pero no nos desborda. Incorporando la experiencia biodinámica llevamos la electricidad a encontrar una nueva curva energética, donde lo vibrante se torna oceánico, expansivo y relajante. Así alcanzamos la sensación de poder comprender, abarcar y compartir la esencialidad del todo. Muy vinculado al cuerpo astral.
Es necesario conocer bien las técnicas descriptas anteriormente para acceder a esta experiencia.